lunes, 4 de mayo de 2015

Nota bibliográfica # 1

Les comparto un fragmento de Roberto Grau, autor de un extraordinario Tratado de Ajedrez, una obra que es obligatorio leerla:

"El jugador bisoño asigna al peón la mínima importancia técnica de la partida. Como son las piezas menos valiosas, la pérdida o el avance de uno de ellos no significa nada. Por otra parte, como habitualmente compite contra adversarios de su misma fuerza, sucede que no son explotados los errores técnicos de este tipo que realiza, y vive en el mejor de los mundos, convencido de que no juega mal y que comprende cabalmente el ajedrez. Atribuye habitualmente su imposibilidad de alternar con los grandes jugadores a la falta de tiempo para dedicarse al ajedrez o a la falta de paciencia. Como no comprende el juego, cae en el enorme error de creer que es cuestión de paciencia. Su estrategia es simple, y por cierto productiva, frente a rivales que como él, sólo saben mover las piezas y convierten el ajedrez, de una lucha armónica donde el raciocinio, el análisis y la síntesis juegan un papel decisivo, en un juego de azar más o menos evidente.

Quien sólo intenta dar jaques dobles o un mate de sorpresa, y en cada jugada que efectúa defiende una amenaza o ensaya un lance, no juega aún en realidad al ajedrez. Si lo hace porque no le es posible practicarlo de otra manera y sólo como un estado preparatorio para la mayor comprensión del juego, nada puede reprochársele, pero si no aspira a nada más que a eso desconocerá siempre el verdadero interés del ajedrez, no lo comprenderá nunca y en realidad disminuye, sin proponérselo, su verdadera función. El ajedrez es un juego, en verdad, pero también una escuela de razonamiento. Si como juego merece ser difundido, se justifica mucho más ampliamente como pretexto para que el hombre joven se habitúe a razonar, sacar conclusiones, a desconfiar del primer impulso, y, especialmente, a sintetizar su labor mental para crear el saldo de la misma: la respuesta justa. En esto el ajedrez alecciona a la vez que entretiene".

Les invito a reflexionar lo que nos recalca el autor, esto es clave del progreso en el ajedrez, la diferencia entre un jugador, a uno que intenta "jugar ajedrez".